18/1/2021 0 Comentarios Cuando Batman lloró.Con sus protuberantes músculos, visibles por encima de la ropa, carga una caja tras otra. Las lanza con decepción. Maltrechas, una tras otra, las cajas caen primero en el baúl, después en el asiento trasero, de un viejo auto rojo, con la pintura descascarada y con huellas de innumerables pequeños choques. Desaparece por unos segundos tras una puerta metálica y rápidamente surge otra vez, siempre con otra caja entre sus brazos. Es inevitable pensar que esos brazos debieron servir, en otras circunstancias, para derrotar villanos y detener atrocidades. Lanza esta caja y al darse la vuelta su capa se engancha en la puerta abierta del auto. Inicialmente no se percata y, por lo tanto, da un largo paso adelante, entonces la capa hala el traje, antes de rasgarse. Desconcertado se regresa para soltar la capa de la puerta del auto, y es en ese momento cuando se da cuenta que ha quedado completamente desaliñado. Todo su cuerpo se ha movido, hay músculos que no están donde deberían, y con ello se expone un cuello sumamente delgado que no coincide con la hercúlea imagen que hace momentos transitaba solvente entre la puerta del local y el auto. Es en ese momento cuando levanta la cara, todavía enmascarada, y se puede observar cómo la frustración contenida en tantos viajes se desborda finalmente. Y llora. Caen lágrimas enormes que ni siquiera intenta limpiarse. Arruga sus labios, sus mejillas, sus párpados, llora silencioso y en su actitud se nota la impotencia. Aparentemente no podrá salvar Ciudad Gótica en este día.
Los autos comienzan a moverse e inevitablemente debo pisar el acelerador. Mi última imagen por el retrovisor es la de Batman cabizbajo, intentando sacarse la mascara, la capa raída en el piso, y la mujer del auto de atrás pitando frenética para que me mueva. No se percató o no le importa la caída del super héroe. Al día siguiente, a la misma hora, paso por el mismo lugar. El tráfico es un poco más liviano y solo me detiene breves segundos frente al parqueadero en el que hoy se observa un gran anuncio de letras rojas sobre fondo blanco: "Se vende. De oportunidad." Junto a la puerta, en un caja de cartón aplastada se alcanza a ver una mascara arrugada, contraída, todavía llorando el fin.
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Noviembre 2023
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