13/10/2020 1 Comentario Realidad (?) p.3La democracia
Esta cita remite a un problema recurrente en la discusión sobre la naturaleza de la democracia: tiene fallas que por momentos son insalvables. Y sin embargo, parecería no existir alternativa a ella. ¿Qué otro sistema permitiría transformar demandas en decisiones, garantizando la participación de quienes sufrirán o gozaran de las consecuencias de las mismas? La ciencia política ha desarrollado miles de páginas sobre el problema de la participación y cómo ampliarla, y el del accountability y cómo lograrlo. La perspectiva de Churchill parecería irrebatible, pues no existe otra forma de gobierno que garantice que los individuos se expresen de alguna manera para la conformación de un gobierno. Existe un problema, no obstante, y es que los individuos son influenciables. El ciudadano promedio esta cercado por presiones existenciales que poco tienen que ver con la selección del "mejor" representante, quien además, suele ser distante y sus decisiones generalmente se muestran abstractas y no necesariamente se logra atarlas al bienestar cotidiano. Existen problemas con la democracia, ese es el punto, pero en el siglo XXI se suma que la inmersión en las redes sociales hacen del votante promedio un sujeto feble ante un poder ante el cual carece de posibilidad de control o de presión. The Social Dilemma (2020) reitera lo que ya había planteado The Great Hack (2019), profundizando la premisa de cómo la manipulación de la información personal permite a las empresas tras las redes sociales incidir sobre las preferencias electorales. La manera cómo los algoritmos visibilizan u ocultan noticias, alimentan las preferencias y los miedos personales, favorece la construcción de una visión particular y excluyente del mundo. Conectar aquello con un candidato específico solo (es un "solo" muy grande) es cuestión de contar con el dinero necesario para sesgar las preferencias de la audiencia hacia la manera "ideal" con la que el candidato X se vincula con la temática que los preocupa mayoritariamente. Y así, la realidad mostrada en estos documentales muestra la manera en que las redes tienen un efecto amplificador sobre las preferencias electorales y a partir de ello decantar en resultados electorales atados a la capacidad para manipular la realidad. Y desde allí solo entra en juego lo que en 1976 escribió Jorge Luis Borges en el prólogo de La Moneda de Hierro, "…descreo de la democracia, ese curioso abuso de la estadística".
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21/9/2020 2 Comentarios Realidad (?) P.2La filosofía
Las formas, en Platón, remitían al concepto del arquetipo, ubicado por fuera del espacio y el tiempo y no podían ser aproximadas a través de los sentidos, sino por la mente, que se acercaba sin llegar a aprehenderlas. Así, los objetos se aproximan a estas pero no llegan a capturar su esencia, que es inmutable, perfecta y extra terrena. En el caso de Aristóteles las formas y los objetos coinciden en su existencia, se corresponden y su sustancia es la del objeto, por lo tanto si uno cambia, la otra cambia. No existe la noción de lo "ideal", sino lo "real", lo sensible.
Siendo esta la referencia inicial, es inevitable pensar en el progreso del pensamiento, la conformación de la ciencia, y la búsqueda humana por adquirir cada vez más certezas. La historia de la ciencia pareció dirigirse en un claro derrotero aristotélico, buscando lo tangible, lo medible. Se descubrieron las más inhóspitas latitudes y se las confinó a mapas, enciclopedias y revistas científicas; pasó igual con animales, plantas, y hasta con los átomos. Las ciencias sociales emularon inicialmente los objetivos y los métodos de las ciencias naturales y procuraron trocar la especulación por la certeza, lo que implicó crear formulas que permitan entender los movimientos sociales, los partidos políticos, las preferencias económicas, y tantas pequeñas cosas que hacen a la cotidianidad de la humanidad. Cada vez más la teoría - en todos los ámbitos - parecía acercarse a certezas más sólidas, mejor investigadas, sustentadas en muchísima información. La paradoja reside en que la herramienta que permitiría almacenar, intercambiar y producir más información para favorecer a la propia ciencia, en pocas décadas produciría un extraño tránsito hacia la disolución de la realidad en la virtualidad. Es cierto, se preservan las bondades originarias, y en muchos sitios el acceso a internet, y particularmente a las redes sociales ha hecho la diferencia frente a condiciones complejas; pero en términos generales, por lo menos para occidente, esto ha significado un elemento de tensión para la ciencia (es fácil encontrar conspiradores, terraplanistas, anti vacunas, y fanáticos religiosos, fortaleciéndose gracias al internet) pero también para la vida simple de quien no tiene una posición demasiado profunda sobre ningún tema. El ciudadano promedio. Ellos son la referencia principal en "The Social Dilemma". Las personas que llevan adelante una vida común y corriente, como todos, y que encuentran un breve desfogue de su cotidianidad en las redes sociales. Nada pretencioso, ni elaborado. La premisa del documental, sin embargo, apunta a como cada click alimenta un algoritmo, y construye una imagen "ideal" de los individuos, en el sentido platónico, con una salvedad que no es menor, en el afán de "monetizar" esa imagen ideal se vuelve necesario influirla, inducirla a ciertos elementos que la hacen más atractiva para la economía de mercado. Es el arquetipo con un visible banner de publicidad personalizada. Millones de individualidades sumidas en ese esquema, interacciones que inevitablemente tienen que pasar por esos medios, y la retribución psicológica del like en las redes, terminan por alimentar aquel mundo paralelo donde las perspectivas más cercanas a las personales son predominantes, y por lo tanto, se provocan clivajes cada vez más insalvables. Los mundos ideales de cada individuo se superponen a las realidades fácticas, y naturalmente, los primeros son más deseables porque son cómodos. Quizás este es el soma de Aldous Huxley. 15/9/2020 0 Comentarios Realidad (?) (p.1)el problemaIrónicamente las redes sociales comenzaron a sugerirme ver "The Social Dilemma" (Netflix, 2020).
No es una ironía, al pensarlo bien, el mismo documental plantea que el sistema, la inteligencia artificial, los algoritmos de las redes sociales, están diseñados para presentarnos solo el contenido con el que nos sentimos más cómodos, aquel que consolida nuestra narrativa del mundo. Tras verlo, son posibles múltiples discusiones sobre la ética, la tecnología, la contemporaneidad… pero hay tres tópicos que me interesan especialmente (y que intentaré comentar en entradas posteriores, una para cada una):
La premisa del documental (y que cada vez es más recurrente, como se mencionará en otras entradas) es que las redes sociales constituyen un riesgo para la humanidad. Suena dramático, pero el planteamiento no es insensato cuando se observa en perspectiva la cantidad de tiempo, los intereses y las consecuencias del uso. No se trata solamente de perderse una caminata en el aire libre porque es más cómodo y estimulante ver la pantalla donde aparecen los amigos, la música y las cientos de noticias sobre aquello que nos interesa; se trata de cuestionar justamente qué es lo que creemos que nos interesa, por qué, cómo llegamos a ese gusto, finalmente, ¿aquel interés es nuestro o nos fue inducido? La proposición más preocupante es el monstruo que se alimenta de cada click, que se vuelve más "inteligente" con ellos, y un diseño que nos "premia" con la una descarga emocional atada a los "likes" recibidos por el contenido que publicamos. Al final, tendremos que enfrentarnos a un mundo que, percibido exclusivamente a través de las omnipresentes pantallas y nuestro deseo de conectarnos a ellas, reproduce nuestras muy particulares concepciones y las confronta irreconciliablemente con las de los otros. Tensiona el conflicto de la filosofía helénica sobre la realidad: ¿es aquello que sentimos o aquello que imaginamos?. Amplifica el problema de la democracia: ¿cómo adoptar las decisiones de las mayorías garantizando al mismo tiempo voz para las minorías? Enrarece la noción de la sociedad ¿quiénes la conforman y qué se les debe garantizar? Retorna la ironía al utilizar las mismas redes para alimentar esta discusión, pero ese es el problema intrínseco al mal, compenetrarse con él permite delimitarlo y quizás afrontarlo. |
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